Primer paso: sobre un cartón (nosotras hemos usado el de una caja de cereales) extiende una capa o dos de pintura marrón de tono medio. Nosotras preferimos siempre los acrílicos pero puedes intentarlo con otro tipo de pinturas.
Segundo paso: con una esponja extiende pintura negra. Hazlo de manera irregular con pequeños toques para dar un aspecto moteado, y cárgala con más pintura para hacer manchas más grandes. Ten en cuenta que debe quedar con un aire descuidado así que evita los bordes regulares en las manchas, para eso lo mejor es que sin recargar de pintura la esponja hagas también movimientos cortos y rápidos partiendo de éstos. También es útil hacer pequeños movimientos de muñeca como si estuviéramos utilizando un sacacorchos. ¡Utiliza la esponja sin miedo!
Tercer paso: el toque final para hacer que parezca verdaderamente viejo será pasarle una lija, por dos motivos: eliminamos el brillo de la pintura y hacemos que los tonos se mezclen aún más, dando un aspecto más natural. Puedes jugar con la lija creando distintos efectos, por ejemplo hacerlo con más fuerza en algunas partes dando la sensación de ser una roce que se ha producido con el tiempo, o pasándola por los bordes del cartón perpendicularmente u oblicuamente (ten en cuenta que los bordes de los objetos suelen ser los que antes se estropean).
Esta técnica la puedes usar para muchas cosas, he aquí un ejemplo, una maleta antigua. Es muy sencilla de realizar, tan sólo necesitas dos tiras largas del mismo cartón para hacer las correas, cuatro trozos para las esquinas, otro rectángulo
para realizar el asa y, por último,
las hebillas también en cartón. Para darle más realismo te aconsejamos que no las dibujes sobre el cartón, sino que sean piezas a parte que luego pegues sobre la base, así le darás relieve a tu maleta.
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